Febrero, un mes estacionalmente de menor demanda de base monetaria como correlato de la retracción de la demanda de dinero, mostró un Banco Central (BCRA) que convalidó una contracción monetaria de casi $97.000 millones. ¿En un mes que solo por el pago de intereses el BCRA debió emitir más de $590.000 millones cómo fue posible dicha absorción? En primer lugar, el mercado cambiario le jugó a favor, por decirlo de alguno modo, porque vía la venta neta de reservas el BCRA absorbió casi $220.000 millones, de los cuales $169.600 fueron ventas al sector privado y $50.000 millones por ventas al Tesoro. Por su parte, el Tesoro fue expansivo en cerca de $192.000 millones por caída de depósitos en el BCRA, que apenas fueron compensados por la mencionada venta de divisas. Mientras que el BCRA, a través de sus intervenciones en el mercado de bonos y de cambio, expandió la base en más de $25.000 millones. Por ende ante semejante lluvia de pesos (para tener una dimensión, el pago de intereses mensual implica una expansión de la base de 11%), el BCRA aspiró todo el exceso de emisión vía la colocación de Pases y de Letras de Liquidez (Leliq). Fueron $96.600 millones por Pases y 588.000 millones en Leliq.
¿Cómo queda el balance del primer bimestre? La base apenas crece $16.200 millones. Sin embargo, el BCRA lleva emitidos $1,292 billones para el pago de intereses de los pasivos monetarios remunerados (Pases y Leliq). Además, las intervenciones del BCRA en el mercado de títulos públicos y de futuros de tipo de cambio implicaron una expansión de otros $182.400 millones. Por su parte, sin contar con las compras de dólares del Tesoro, el Sector público explica una expansión de $147.000 millones vinculada con la merma de depósitos en el BCRA.
En cuanto al mercado de cambios, las ventas netas de reservas al sector privado implicaron una contracción de $202.000 millones y otros $225.000 millones por ventas al Tesoro. Todo este tsunami de pesos fue prácticamente neutralizado por la esterilización vía Pases ($589.000 millones) y Leliq ($589.000 millones). De esta manera el stock de la deuda remunerada del BCRA ya escaló a más de $11,34 billones. Solo basta con proyectar que si mensualmente el BCRA debe pagar medio billón de pesos en intereses y simultáneamente debe absorberlos vía Pases y Leliq, el stock crecería, solo por este motivo, otros $5 billones más. El resto es calcular como se retroalimenta el stock y los intereses y así sucesivamente, y entender la dimensión del embrollo de la deuda remunerada del BCRA. La única chance para ir frenando esta dinámica es que la demanda de dinero en términos nominales crezca por lo menos igual o por encima que la emisión por intereses. Claro que ante la elevada y sostenida tasa de inflación es difícil esperar que la demanda de dinero reaccione favorablemente.
Pero además hay otro elemento que entra en juego y es que todo este andamiaje monetario precisa que los depósitos sigan creciendo y así los bancos tengan liquidez excedente, dada la bajísima demanda privada de crédito, y puedan colocar esos fondos ociosos en Pases y Leliq.
Un rápido racconto de lo acontecido desde 2020 refleja la dinámica del problema. En 2020, primer año de la pandemia, el stock de deuda remunerada del BCRA creció $1,652 billones. En 2021 lo hizo en $1,9 billones. Luego en 2022 $5,34 billones y ya en el 2023 van $1,25 billones. O sea, entre 2020 y 2023 el stock creció en $10,1 billones. Así la cuenta de intereses fue de $722.000 millones en 2020, $1,35 billones en 2021 y en 2022 llegaron a $3,39 billones, y este año ya $1,22 billones. El gran problema, ahora, o mejor dicho lo que desestabiliza aún más todo esto, es que la tasa que paga esta deuda pasó a ser positiva en términos reales.
Fuente: Ambito