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¿Demasiado temprano o tarde para el trade electoral?

12/12/2022  |  OPINION  |  

Curiosamente en un año 2022 que será negativamente recordado por mucho tiempo por parte de los inversores (fuerte caída de mercados accionarios y bonos globales), las acciones argentinas dijeron presente.

El S&P Merval lleva a la fecha una mejora de 17%[1] medido en dólares, suba que alcanza al 96% en moneda doméstica. Cuando desagregamos al índice entre sus distintos componentes, las mejoras en pesos las lidera Transportadora Gas del Sur (TGSU2)YPF (YPFD) y Comercial del Plata (COME) con alzas de 243%, 238% y 180% respectivamente.

Visto de esta manera, fueron las acciones uno de los únicos activos financieros que pudieron proteger el ahorro de una inflación intensa y ascendente. Desde ya, uno nunca tiene que olvidar el riesgo al que se está exponiendo cuando hace este tipo de inversiones, sobre todo en un país tan inestable macroeconómicamente como el nuestro.

Más allá de lo anecdótico de los números de este 2022, cuando ampliamos temporalmente el análisis, la situación no luce tan holgada para los papeles domésticos: desde el máximo de febrero de 2018, el S&P Merval acumula un rojo de 72% en moneda dura. En el mismo lapso, el S&P 500 avanzó 36% y el Nasdaq 51%.

Dólar y bonos, mirando hacia adelante

En las vísperas del cierre de año y el comienzo de uno electoral, como será el 2023, comienza a resonar en la mente del inversor la misma pregunta de siempre: ¿será momento de exponerse al trade electoral? ¿Es tarde o temprano para hacerlo?

Definitivamente nadie puede dar una respuesta concreta y cierta, por lo que debemos poner arriba de la mesa lo que realmente tenemos una convicción y parece más elocuente. En este sentido, hay cuatro aspectos que podemos identificar para determinar la conveniencia o no de tener activos argentinos en la cartera durante un año electoral.

 

  •  La historia muestra que niveles bajos de las acciones y bonos en dólares, sumado con la expectativa de un cambio de Gobierno más pro-mercado, es una combinación acorde para esperar retornos positivos. El caso concreto que tememos más al alcance de la mano es el de 2015, donde el rally alcista de los activos fue importante. ¿Acaso los retornos pasados garantizan rendimientos futuros? No, pero es una buena evidencia de que podría venir algo bueno por delante para el inversor.
  • El mercado se adelanta a los acontecimientos. Esto es siempre verdad, y la pregunta que debemos despejar acá es si la buena performance relativa del S&P Merval de este año es todo lo que tenía para dar el trade electoral. Nuestra visión es que probablemente NO, es decir, el mercado no agotó toda la suba que tenía por delante. Dicho esto, es muy distinto a pensar que el camino hacia adelante, más precisamente hasta la fecha de las elecciones generales, será ascendente y libre de volatilidad y riesgo. Esperamos movimientos sin tendencia definida hasta que se despeje la cuestión de las candidaturas electorales, con el ojo también puesto en cómo se manejan los principales desafíos económicos (rollover de deuda en pesos y situación del mercado de cambios). Una vez pasado esto, la tendencia debería ser alcista por la expectativa de cambio.
  • El déficit fiscal es una variable clave a resolver. Si pensamos en esto, la forma más rápida de equilibrar las cuentas es acelerar el ajuste de las tarifas en servicios públicos subsidiados. Ahí, las acciones del sector corren con ventaja, a pesar de que algunas de ellas ya han experimentado mejoras de más de 100% en pesos este año (como el caso de Transener, Transportadora Gas del Norte o Edenor, por nombrar algunas).
  • Finalmente, urge resolver el desbalance del mercado cambiario. La claves pasa por aumentar la oferta de dólares vía exportaciones. Y en esto hay conciencia de toda la dirigencia política sobre una eventual llave para destrabar el desequilibrio: Vaca Muerta. Papeles como Pampa Energía, TGS o misma Vista puede lucir interesantes, a pesar de las subas vislumbradas.

¿Y los bonos? En este momento, como inversores preferimos ser socios del sector privado antes que del sector público para capitalizar un eventual trade electoral y un hipotético inicio de gestión y solución de los grandes (y desafiantes) desequilibrios macro.

En conclusión, el trade electoral parecería no haberse agotado a pesar de la buena performance de 2022. De lo que sí hay que estar seguros es en que es necesario estar dispuesto a tolerar un nivel de riesgo muy elevado en post de sacar provecho de la actual situación del mercado.

 



Fuente: Ambito