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FMI: los errores cronológicos y técnicos que desmienten a Macri

11/11/2021  |  Economía  |  

Ahora nos concentraremos en el tiempo transcurrido entre el segundo semestre del 2018 y el período que cerró con las elecciones PASO del 2019.

Y donde, se demuestra, para que se usó ese dinero. Hubo dos momentos en que el FMI avaló el uso del dinero prestado para otros fines que no eran cumplir directamente con los vencimientos de deuda comprometidos por el país, alterando su propia Carta Orgánica con el aval del board. El primero fue en agosto de 2018, ante una nueva corrida y ya con débiles reservas del Banco Central como única arma habilitada para la pelea. Argentina realizó un pedido oficial para que los dineros provenientes desde Washington ayudaran a la entidad que manejaba entonces Luis “Toto” Caputo a enfrentar la embestida.

La idea era dar batalla con la estrategia de aportar todos los dólares que el mercado pidiera, con el objetivo de dar la imagen a los mercados que el Gobierno no vulneraría el derecho de los ahorristas de todos los niveles pudieran acceder a las divisas. Y que, con el tiempo, la actitud recreara la confianza suficiente para convencer al público y empresas que el país respetaba sus compromisos y era confiable para continuar recibiendo y despidiendo dólares. El pedido de la Argentina se enfrentó con la negativa radical del número dos del FMI, el norteamericano David Lipton.

 

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Este economista, de origen demócrata y heredero ideológico de Anne Krueger, se oponía militantemente a violentar el artículo VI de la carta orgánica del FMI, donde se explicita que “ningún miembro podrá utilizar los recursos generales del Fondo para hacer frente a una salida considerable o continua de capital”. El técnico de Washington (hombre con poder de decisión), no formaba parte en las misiones del FMI que negociaron, avalaron y luego fiscalizaron el stand by, pero liberó de responsabilidades a sus colegas que sí participaron. Macri llamó personalmente al presidente Donald Trump para pedirle que presionara/habilitara al FMI para que le permita el uso del dinero del stand by para realizar política cambiaria.

El norteamericano ni lo pensó. Llamó a su secretario del Tesoro Steven Mnuchin, que a su vez telefoneó a Lipton para darle la orden de obedecer a Macri si quería permanecer en su cargo. Lipton finalmente aceptó y firmó el permiso para que el país dispusiera de unos u$s6.000 millones para contener eventuales corridas cambiarias, con un límite diario de u$s250 millones, inaugurando una etapa de amplia salida de divisas, estabilidad cambiaria y alza de Macri en las encuestas. El stand by firmado por Macri en junio de 2018, fue refritado en septiembre de ese año; ampliándose a unos u$s57.400 millones finales que se prestarían escalonadamente; y, nuevamente, se imponía que debían ser única y exclusivamente destinados a cubrir los vencimientos de deuda.

Eventualmente, y bajo fiscalización específica del Fondo, para cubrir desvíos fiscales. Como esta operación debía incluir venta de divisas en el mercado local, lo que provocaría intervenciones en el mercado cambiario y emisión de pesos, debía ser negociado con Washington. El segundo momento fue ya en el período electoral del 2019, cuando el Fondo tomó la decisión interna de apoyar, casi incondicionalmente, al Gobierno de Macri luego que Trump y Christine Lagarde se dieran cuenta de que relacionarse con una eventual gestión de Cristina de Kirchner sería muy difícil de digerir. hacia mayo de 2019 desde el Palacio de Hacienda y el BCRA se inauguraba una nueva etapa de política monetaria y cambiaria, una vez cerradas negociaciones de alto nivel tanto con el Gobierno norteamericano como con la cúpula máxima del FMI.

En el primer caso, la intervención directa fue de Mnuchin, quien demostró tener palabra. El funcionario de Trump le había asegurado a su par argentino, Nicolás Dujovne, que ante cualquier dificultad extrema que tuviera Argentina sólo debía llamarlo personalmente. Y si el reclamo fuera razonable, no habría problema para acceder al pedido. Siempre y cuando no se tratara de un préstamo directo, lo que sería imposible de aprobar de parte del Congreso norteamericano, donde Trump no tiene muchas cartas por jugar. Las comunicaciones con Mnuchin se dieron hace algo más de 10 días, y siempre fueron fructíferas. Restaba que desde el FMI se diera un cambio radical en su política interna de prohibir expresamente (y en particular a la Argentina) el acceso de dinero proveniente de los préstamos del organismo para contener corridas cambiarias.

El carcelero de esta opción era Lipton, que hasta la asamblea del FMI de primavera mantenía una posición pétrea e innegociable sobre esta cuestión. En aquellos tiempos del 2019, el debate era como convencer a Lipton de firmar una modificación del crédito para la Argentina, para que los dólares puedan utilizarse para ejecutar política cambiaria. En principio, Lipton no aceptaba la alternativa. Sin embargo eligió dar un paso al costado y que sea Lagarde la que asumiera la responsabilidad ante el board, para el caso en que la ayuda no rinda resultados y el programa stand by concluya en malos términos. Sólo con esta actitud Argentina pudo obtener la aprobación definitiva del board, alterando la carta orgánica del Fondo.



Fuente: ambito
Tags:  macri