Image

Efecto MSCI: bonistas que entraron a canje renuevan exigencias al FMI

28/06/2021  |  Economía  |  

Los bonistas que ingresaron al canje de deuda soberana voluntaria en agosto del año pasado, y que además cumplieron el “pacto de caballeros” con las entidades financieras que lo organizaron y ejecutaron y no vendieron inmediatamente los bonos sino que esperaron un tiempo prudencial para liquidar; están en su peor momento desde que aceptaron los papeles. Las cotizaciones de los diferentes juegos de bonos de deuda emitidos por la Argentina el año pasado, operan hoy en su peor nivel desde que comenzaron a navegar en los mercados; con precios que al cierre del viernes se ubican entre el 18 y el 21%. Un valor aún peor que el 30% de hace un mes, cuando los titulares de la nueva deuda ya estaban alterados y en actitud de protesta por la falta de acuerdos con el Club de París y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Las novedades de la semana pasada, que derrumbaron sus papeles argentinos, terminaron de dinamitar el humor de los fondos y grandes bancos de inversión internacionales; que aún poseen deuda local. La confirmación que hasta marzo (y no ya) habrá tiempo para cerrar con el organismo que maneja Kristalina Georgieva y el descenso del país a “mercado independiente” por parte del MSCI, resultaron los golpes finales a los títulos de poscanje colocándolos en un nivel de default. Se sienten hoy entrampados, al haber aceptado ante el Bank of America y el HSBC el “pacto de caballeros”, y aplicar la estrategia de esperar a que entre febrero y marzo de este año se firmara un acuerdo con el FMI y aventurar una mejora sustancial en el clima de negocios en el país, y estar ahora en un escenario completamente diferente con papeles imposibles de colocar en el mercado, salvo aceptando pérdidas difíciles de explicar ante sus clientes.

El malhumor de los bonistas no es sólo con la Argentina, sino que se comparte con las entidades privadas que participaron en el canje y, especialmente, con el FMI. Se le critica al organismo cierta debilidad al no exigirle a la Argentina acelerar las negociaciones, y no ser más directo y firme en el reclamo de un “plan sustentable”. Su temor es concreto, y se habla en reuniones privadas a punto de hacerse públicas. Comienza a considerarse ya con altas probabilidades de convertirse en realidad, la alternativa de comenzar a cobrar las amortizaciones de capital en julio de 2024 de los que vencen en julio 2030, en enero de 2025 de los bonos que vencen en 2029 y en julio de 2027 los que se completan en enero de 2038.

El miedo no es ante la seguridad que Argentina no contará en los vencimientos de capital del dinero necesario; sino a que no contará con la posibilidad de acceder al mercado voluntario de deuda para poder afrontar los pagos. Y, en consecuencia, la posibilidad del llamado a un nuevo canje durante 2024. Más teniendo en cuenta que Argentina no podrá contar con el FMI para esa eventualidad, ya que en el mejor de los casos estará cumpliendo con el Facilidades Extendidas, sin posibilidad de obtener del organismo dinero para cumplir las obligaciones ante los privados.

Ante el panorama, los grandes fondos de inversión internacionales que ingresaron al canje de deuda de títulos soberanos emitidos bajo legislación internacional, preparan su estrategia para pasar a la acción. Y comenzar a presionar de manera directa y pública al FMI para que le exija al país el diseño de un plan económico lo más fiscalista y ortodoxo posible. En su Norte hay una misión doble.

Por un lado los títulos públicos recibidos en el canje cerrado en agosto del año pasado, siguen cotizando más cerca de los niveles de default que de un portfolio interesando. Por el otro, ya están preocupados por un dato realista: quieren comenzar a tener certezas que podrán cobrar sus bonos desde enero de 2025, cuando deberían empezar a liquidarse capital de los papeles que primero vencen y que fueron lanzados en el canje.

La preocupación es similar a la del organismo financiero, que en el acuerdo que se discuta con Argentina, una de las cuestiones a tratar es que el país tenga un plan lo suficientemente sólido como para que potencialmente cuente con los dólares que se le deberían liquidar al FMI en el 2026, primer año de pago de capitales e intereses en un Facilidades Extendidas a 10 años.

Pero, a diferencia del Fondo donde los vencimientos pueden renegociarse; en el mercado financiero voluntario internacional la deuda se debe liquidar. Y esto puede concretarse con reservas o con la emisión de nuevos títulos lanzados en los mercados voluntarios de deuda, preferentemente en Wall Street. Para los bonistas es indiferente. Lo importante es que el dinero esté, y que a partir de esa novedad los precios de los papeles se normalicen y coticen a una posición más compatible con títulos públicos de un país con calificación de emergente; y no siempre al borde del default.

Para que esto se concrete, coinciden, este es el momento exacto en el que habrá que presionar sobre el FMI para que el organismo obligue a firmar a la Argentina un acuerdo que incluya lo que ellos llaman “Plan Sustentable”.



Fuente: ambito
Tags:  fmi