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Sexo de mantenimiento

15/04/2019  |  otras noticias  |  

Resulta de lo más frecuente y casi obvio que en los comienzos de una relación el deseo sexual sea elevado, máximo. No es necesario hacer demasiado para promoverlo: las personas espontáneamente y sin esfuerzo, tienen actitudes y conductas que lo favorecen. Algo muy diferente ocurre cuando pasan los años y el vínculo se estabiliza, más aún si esto involucra una convivencia. Que la pasión no decaiga del todo es un desafío que la mayoría de las parejas deben enfrentar, tarde o temprano.

Para esto, una de las estrategias propuestas por muchas/os sexólogas/os es el llamado “sexo de mantenimiento”. Se trata, ni más ni menos, que de tener encuentros eróticos aunque no haya ganas (“ponerle onda”, dirían algunos). El objetivo es no perder el ritmo, el hábito de tener sexo. Recordemos que, según la “ley de Fisher”, mientras más relaciones tengamos, más “nos pedirá” el cuerpo; y, a la inversa, mientras menos relaciones sexuales se sucedan, nuestro cuerpo necesitará menos.

Disponerse a este tipo de sexo supone empezar por bajar las expectativas respecto de las condiciones –internas y externas- que deben darse para “arrancar”. Y es que son varios los que esperan requisitos poco menos que ideales para hacer el amor: tiempo, descanso, falta de obligaciones inmediatas, un ardiente deseo, etcétera. Si somos realistas, ¿cuántas veces al año se alinean así los planetas?

Un acuerdo

No se trata, desde luego, de que las personas se sientan obligadas a tener relaciones ni que se fuercen a sí mismas a hacer algo que no quieren. La idea es que ambos integrantes de la pareja estén de acuerdo en la decisión de dedicarle un tiempo a este aspecto del vínculo, de manera regular. Algunos pactan, por ejemplo, un día –o más- a la semana.

Así, incorporar el sexo de mantenimiento sería la garantía de seguir queriendo sexo. De hecho, esta premisa puede trasladarse a las personas que están solas y/o que por algún motivo no están teniendo acceso a las relaciones sexuales: la masturbación sería el equivalente del sexo de mantenimiento.

Respecto a este tema, la sexóloga portorriqueña Alessandra Rampolla expresa: “para que tengamos un sexo fuera de serie tiene que haber previamente una serie; el sexo de mantenimiento genera esa serie que conserva vivo el deseo y que, a su vez, va a permitir que, de vez en cuando, se nos vuele la cabeza con ese sexo extraordinario tan anhelado”.



Fuente: La Gaceta Salta