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El campeón de los campeones vino del norte, donde “la vida es Castañares”

07/11/2019  |  Deportes  |  

En el fútbol de los barrios se puede decir que “la vida es bella” en Castañares, allí donde el representante de una de las barriadas más populosas y tradicionales de la ciudad de Salta desató una fiesta sin igual al consagrarse campeón de la reflotada Copa de Campeones del torneo de fútbol de los Barrios, aquel torneo que logró volver a generar expectativas como las de antaño desde hace algunos años, cuando la Secretaría de Deportes de la Provincia decidió hacerse cargo de este espectáculo contencioso, integrador y que constituye una loable política deportiva. 

Y Castañares, que anoche ante un Martearena cuyos números oficiales hablaban de más de 12 mil personas en cancha, gritó campeón venciendo en la final 2 a 1 a Santa Ana, remontando un resultado que parecía imposible y jugando con un hombre menos gran parte del partido (fue expulsado Pablo Inga casi al final de la primera etapa, cuando los de la zona sur aún estaban arriba del marcador), trayendo esas reminiscencias de aquel dorado 1996, en el que se consagró campeón invicto con aquella nutrida camada de jugadores que integraron Ramón “Turco” Apaza, Damián “el Chato” Fosatti y Aldo Cancino, entre otros valores.

Porque no será lo mismo hoy el barrio tras esta consagración. Y allí el mecánico, el verdulero de la esquina, el almacenero, los hombres y mujeres del centro vecinal, los chicos de la plaza y el histórico campito, donde poco a poco el “potrero” comienza a ceder al arrasador y capitalista cemento, donde los nostálgicos todavía añoran la cancha del desaparecido Sportivo Comercio, que sucumbió a manos de una multinacional que traería el llamado “progreso”, allí también se extiende la fiesta de todos, desparramando sobre esos terrenos una lágrima de emoción y dolor contenido por la pérdida de uno de los mayores símbolos y polos contenciosos de un barrio con historia.

Castañares gritó campeón del torneo de los campeones barriales, volvió a inscribir su nombre en la rica historia amateur y el grito traspasó los cuatro puntos cardinales de la ciudad: desde la zona norte de residencia atravesó la Avenida Paraguay, llegó hasta el Martearena y se desparramó con su eco victorioso.

Castañares se armó de atrás para adelante, de la mano del ex arquero cuervo Nahuel Vargas y del longilíneo “made-in” Comercio Tomás “Boby” Armella, un jugador muy querido de su largo paso por Central Norte, hoy emblema y capitán del seleccionado de Castañares, que tras retirarse del fútbol, ya con la tranquilidad de saber que su cuervo volvió a la Federal A, quiso cumplir post-retiro profesional uno de los sueños que le quedaban inconclusos: jugar junto a sus amigos del barrio, aquellos que lo vieron crecer, forjarse y triunfar.

Castañares, como Armella y su estigma, sabe sufrir, y así lo había hecho en aquella angustiante definición por penales de la semifinal ante Villa Soledad. Y la final no iba a ser la excepción: comenzó perdiendo en el primer tiempo ante un duro Santa Ana y, para colmo de males, vio la roja Inga a los pocos minutos y todo parecía ponerse cuesta arriba.

Pero gracias a una remontada heroica, a Sergio Guantay con un cabezazo en el área en el primer tiempo, y a Maxi Castro en el complemento, los de zona norte pudieron sobreponerse a la actividad y gritar campeón, para hacer delirar a los más de 9 mil hinchas que lo acompañaron en la popular, la preferencial y en la platea.
 

Los que dejó la noche de los barrios

  • Hubo 12.000 personas en el Martearena. Para castigar a Santa Ana y Castañares por indisciplina (cuando jugaron las semi) la entrada fue un alimento no perecedero para un merendero de cada barrio y un jugador de Mosconi.
  • En el entretiempo, homenajearon a Néstor “Cabezón” Choque y a “Ramonera” Apaza, dos referentes del fútbol nacidos en Castañares. El otro homaneaje fue a la familia Ramasco, precursores de las escuelitas de Santa Ana.
  • El premio para el ganador fue estipulado en entrega de un kit indumentaria deportiva, como una manera de incentivar la práctica del fútbol, la armonía barrial y sobre todo para que sigan compitiendo en las diferentes barriadas.


Fuente: El Tribuno